¿Soy dependiente emocional?

¿Soy dependiente emocional?
¿Piensas o has pensado alguna vez que el día que encuentres a tu “pareja ideal” serás feliz? O que ¿para sentirte bien, realizado en tu vida necesitas encontrar el amor?; si la respuesta es “SI”, tienes muchas probabilidades de ser una persona dependiente emocionalmente.


Ser dependiente emocionalmente significa “dejar tu bienestar personal, tus estados emocionales en manos de otra persona”; es decir, dejas de sentir por ti, pierdes tu libertad, tu autonomía…y le das todo el poder a la relación, a la otra persona. La persona dependiente emocional, llega a pensar, a sentir, que sin la “otra persona”, sin una pareja, no es “nadie”, no puede vivir; hay una necesidad de sentirse querido/a, aceptado/a. Esto le lleva a actuar con un alto grado de deseabilidad social, y funcionar de acuerdo con lo que la otra persona espera de ella.


En este tipo de relaciones, la persona dependiente se siente insegura, inferior, desgraciada la mayor parte del tiempo, y ello se acentúa cuando aparecen los conflictos, las diferencias “normales” en toda relación. El dependiente emocional ante el conflicto, actúa con sumisión por miedo a perder la relación” y ello acentúa el problema que subyace en toda persona dependiente, la autoestima o valoración personal; entrando en un círculo vicioso en el que “cuanto más dependencia menos autoestima, a menor autoestima, más dependencia emocional”. 
Este tipo de relaciones no suelen funcionar, y en los casos donde la pareja se mantiene, suelen ser relaciones desdichadas, con una alta carga de sufrimiento.


¿Cómo tratar la dependencia emocional?
Lo primero que tenemos que saber, es que detrás de la dependencia emocional hay grandes carencias personales: falta de autoestima y valoración personal principalmente.
Por ello el tratamiento a este nivel, se orienta a que la persona dependiente realice un trabajo de “crecimiento personal” que le permita: Conocerse (saber sus capacidades para potenciarlas y sus debilidades para mejorarlas), ya que esto le va a permitir lograr el objetivo final del tratamiento; “que la persona se valore, adquiera un nivel óptimo de AUTOESTIMA”. Por ello el proceso de descubrimiento personal, de conocerse, resulta clave, ya que: “No se puede valorar algo que uno no conoce”.
“Si no te conoces no puedes valorarte”
Conocerte te da seguridad en ti mismo, madurez, confianza, autoestima, y esto al final, es algo esencial en la vida de cualquier persona que quiera optar al bienestar en todas las esferas de su vida. Todos tenemos que saber que:

“El sistema inmunitario nos protege de las enfermedades físicas, la autoestima es lo que nos protege de las enfermedades psicológicas”.


Una relación de pareja “sana”
Una relación de pareja sana, es aquella en la que “ambos miembros” se encuentran satisfechos, plenos en su vida personal, y buscan en una relación “aumentar” ese bienestar.
 “Son relaciones de igual a igual”. Donde ambos miembros pueden aportarse bienestar mutuamente, ya que cada uno de ellos de forma individual, se sienten bien con ellos mismos.
La persona sabe que si la relación por el motivo que sea no funciona o se rompe, tiene recursos suficientes para afrontar la situación y superarlo.
Hablamos de relaciones en las que predomina la libertad, la confianza, la autonomía… y es en definitiva el tipo de relaciones donde realmente se puede alcanzar la FELICIDAD.
“Para poder estar bien con los demás, primero tengo que estarlo conmigo mismo”

Fuente: Centro Dharma (Isaac Jover)

Separaciones con hijos

El proceso de separación matrimonial, no cabe duda que es doloroso, pero es importante tener en cuenta tres premisas para evitar complicaciones en los niños:

1- Que sea siempre la pareja, la que trasmita a los hijos la decisión de separarse; siempre los dos y sin enfrentamientos.

2- Que nunca, bajo ningún concepto, oigan a ninguno de los padres, hablar mal del otro.

3- Trasmitirles claramente que los padres siguen siendo padres siempre.

Hay parejas en las que los motivos de separación son tan complejos, que no son capaces de seguir estos tres pasos que parecen tan lógicos y sencillos. Para eso están los psicólogos, para orientar y ayudar a estos padres. La rabia, el enfado y cualquier sentimiento negativo que se tenga hacia el otro, no tiene que eclipsar la importancia que tiene para los hijos; ellos siguen siendo hijos que merecen todo el cariño y protección de sus dos padres.

Procesos de duelo

El duelo es la reacción natural que se produce ante la pérdida de un ser querido por lo general, aunque también se puede producir tras la pérdida de un miembro, objeto, situación u otros aspectos que una persona considere importantes en su vida.

Este proceso se caracteriza por la presencia de emociones negativas como tristeza, ira, apatía… aunque también afecta cognitivamente, disminuyendo ciertos procesos como la atención, la memoria y otros. También afecta a la esfera social, pudiendo llegar a aislar a la persona que sufre este proceso.